5 claves de éxito a la hora de innovar en una Mipyme.
Hoy en día, en pleno siglo XXI, cuando hablamos de innovación, pensamos que es un proceso costoso, al alcance sólo de las grandes empresas. Imaginamos laboratorios sofisticados y bien dotados, capaces de desarrollar el proceso de Investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) y luego, por razones de pura lógica, concluimos que la innovación es inventar cosas nunca antes vistas, predestinadas a generar grandes cambios en el mundo.
Pero esta idea sobre la innovación es falsa, y seguramente se da porque no tenemos totalmente claro el concepto de invento e innovación, que son dos cosas muy diferentes. Un invento puede ser algo nunca antes visto, sin precedentes, que bien pudo llevar meses o años en desarrollarse; lo que implicó grandes inversiones en recursos, y que pudo ser hasta patentado, pero que para infortunio de su creador, por alguna razón, a veces no logra llegar al mercado. Quizás porque las personas no siempre perciben su beneficio o simplemente no se puede industrializar.
Contrario a lo anterior, la innovación comparte las características positivas del invento, pero resulta ser algo que siempre consigue llegar al mercado, entre otras cosas, porque gustó, se pudo industrializar, el mercado percibió valor, lo recomendó y ésta innovación finalmente logró generar valor para las empresas.
Siguiendo esta dinámica de aclarar conceptos, es importante conocer algunas definiciones básicas en cuanto a los tipos de innovación que, según el Manual de Oslo publicado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) se pueden dar en una organización. Estos son:
Innovación de producto: Aporta un bien o servicio nuevo, o significativamente mejorado, en cuanto a sus características técnicas o en cuanto a su uso u otras funcionalidades. La mejora se logra con conocimiento o tecnología, con mejoras en materiales, en componentes, o con informática integrada.
Innovación de proceso: Aplicado tanto a los sectores de producción como a los de distribución. Se logra mediante cambios significativos en las técnicas, los materiales y/o los programas informáticos empleados, que tengan por objeto la disminución de los costes unitarios de producción o distribución, mejorar la calidad, o la producción o distribución de productos nuevos o sensiblemente mejorados.
Innovación en Marketing: Consiste en utilizar un método de comercialización no utilizado antes en la empresa que puede consistir en cambios significativos en diseño, envasado, posicionamiento, promoción o tarificación, siempre con el objetivo de aumentar la ventas.
Innovación en organización: Cambios en las prácticas y procedimientos de la empresa, modificaciones en el lugar de trabajo, en las relaciones exteriores (como aplicación de decisiones estratégicas) con el propósito de mejorar los resultados mejorando la productividad o reduciendo los costes de transacción internos para los clientes y proveedores.
Como lo muestra el Manual de Oslo, la innovación aplicada al ámbito empresarial se puede dar en todas las áreas y procesos de la empresa. Y es claro, que puede ser la implementación de algo totalmente nuevo o significativamente mejorado que entregue mayores beneficios en los productos, procesos, marketing o en la organización que, por consiguiente, genera valor para la empresa y sus stakeholder.
Ahora veamos cuales son esos cinco aspectos fundamentales que debemos tener en cuenta a la hora de iniciar procesos de innovación dentro de una organización.
Obsesionarse por conocer constantemente y a profundidad las necesidades y máximas expectativas de su cliente: No hay nadie más que sepa qué quiere, cómo lo quiere, dónde lo quiere, qué espera de un producto o servicio, que los mismos clientes. Se van a sorprender cuando hablen con sus clientes, ellos son la clave para encontrar oportunidades de mejora o, inclusive, recolectar ideas fantásticas que analizadas y mejoradas, pueden implementarse en la empresa.
Tener espacios propicios y estrategias que motiven a los clientes internos a generar ideas y proponer mejoras dentro de la organización: Muy pocas empresas tienen diseñados programas, espacios o herramientas que le permitan a los trabajadores de una empresa expresar sus ideas y, sobre todo, que esas ideas sean escuchadas y valoradas. Incentive a sus colaboradores a liderar procesos que generen valor a la empresa y prémielos económicamente. Ideas como el Gmail en Google nació de un trabajador, su idea fue implementada y hoy en día es uno de sus principales productos. Por supuesto, el trabajador fue muy bien recompensado y reconocido por la organización.
Realizar periódicamente procesos de vigilancia tecnológica: El mundo avanza de forma veloz, cada dos años la información que está en internet se duplica. Hoy en día, el acceso a la información es muy fácil. La Internet y las herramientas tecnológicas nos permiten ir de un país a otro en un solo clic y conocer tecnologías e innovaciones que se pueden adaptar a nuestras empresas.
La empresa DOMO en una infografía, publicó las siguientes cifras: Cada minuto que pasa, los 2.700 millones de personas con acceso a Internet que se calcula que hay actualmente en el mundo, envían más de 200 millones de correos electrónicos, realizan 2 millones de consultas a Google, suben 48 horas de vídeo a YouTube, escriben más de 100.000 mensajes en Twitter, publican casi 30.000 nuevos artículos en sitios como Tumblr o WordPress y suben más de 6.000 fotografías a Instagram y Flickr. Así que piense como le va a sacar el mayor provecho a toda esta información que está a su alcance solo con hacer un clic.
Conformar equipos interdisciplinarios que lideren procesos de innovación y cambio dentro de la organización. Conformar equipos de trabajo con diferentes conocimientos, experiencia y formas de resolver los problemas que sus clientes le comunican, es una fórmula ganadora. Estas personas están en capacidad de proponer soluciones innovadoras a los problemas de sus clientes, sólo deles el espacio y las herramientas que necesiten para sacar adelante nuevos proyectos al interior de la empresa, aproveche al máximo el capital intelectual que tiene en su empresa; eso le garantiza soluciones integrales y que todas las áreas se comprometan con el proceso de innovación de su organización.
Desarrollar prototipos, validarlos y evaluarlos cuantas veces sea necesario antes de lanzar el producto o servicio al mercado: Es increíble, pero hay empresas que no desarrollan prototipos y mucho menos los validan antes de lanzar al mercado los productos o servicios. Este es un punto fundamental dentro del proceso de innovación. La validación del prototipo con un grupo de clientes potenciales puede significar el éxito o fracaso de la innovación propuesta. Se dará cuenta que en cada proceso de validación va a encontrar aspectos que mejorar. Tampoco se vaya al extremo de esperar que el producto o servicio esté perfecto para lanzarlo, porque puede pasar demasiado tiempo o simplemente jamás se den las condiciones ideales para salir al mercado. Tómese un tiempo prudente de validación para evitar errores que el mercado le puede cobrar caro.
Finalmente es claro que los procesos de innovación no son exclusivos de grandes empresas y que es muy diferente inventar que innovar. Hemos comprobado que no solo en producto se puede innovar, sino que se puede hacer en marketing, en procesos y en la organización. Las organizaciones se deben obsesionar por conocer a sus clientes y determinar sus máximas expectativas con el fin de que la empresa, a través de sus equipos de trabajo, desarrolle productos y servicios que den respuesta a dichas expectativas. Esto se verá reflejado en el aumento del valor de la organización y en la competitividad empresarial, que es un factor determinante para la supervivencia de las mipymes.